21 mar 2007

Notas de comida de San Petesburgo

La comida en Rusia evolucionó muy fuertemente atada a las clases sociales. De esto se puede dar cuenta uno sin profundizar mucho en la historia. Por ejemplo, los pasabocas que venden hoy en día en el café del teatro Mariinski tienen estilo neo barroco: pancitos blandos, con caviar de diferentes colores (pescados) y una fina filigrana de salsa alrededor.






















Este teatro fue construido en 1859 y su nombre es en honor a la Tsarina Maria Alexandrova; aunque es un edificio muy coherente para San Petersburgo en donde fácilmente se mezclan los estilos arquitectónicos es muy particular pues su exterior es neo--románico y su interior neo-barroco.






















En el intermedio se puede camina por las salas aledañas llenas de lámparas de cristal y espejos; la música de Tchaikovsky y de Stravinsky se funde perfectamente bien con el ambiente general y con el ballet, baile común entre la aristocracia francesa y rusa amantes por supuesto de estos estilos arquitectónicos.


















Por otro lado están los mercados que representan el gusto popular. Una de las formas que usaron tradicionalmente los pueblos de fuertes inviernos fue conservar la comida en encurtidos y sal ya que la miel era muy cara (los extravagantes dulces y las más simples conservas se hacían en las cortes... no eran para el pueblo). De hecho el famoso plato de pepinillos encurtidos con miel, que se comen a gusto con un trago de vodka -para mí-, no es más que el fruto de un momento de desesperación cuando no había nada más qué comer de postre. Aquí en el mercado de Sennaya Ploshchad, el barrio en donde vivía Dostoevsky se ven encurtidos de lo que uno quiera: carnes, verduras, mariscos... que usan para servir como Zakusky, una serie de platicos pequeños, de cosas encurtidas con ajo y vinagre un poco dulce, servidos como entrada a cualquier comida.





















Lo que si no aprendieron a hacer los rusos, de pronto solo porque no dejaron infiltrar nunca ningún peligroso libro de cocina gringo, son pancakes. En general son exageradamente grasosos, como si los fritaran, o tienen texturas extrañas como hechos con maizena (?). Estos eran de Blinnyy domik una casa de pancakes, la única que se salvó de la crítica, servidos con un paté de arenque, salmón, y caviar rojo. Ahí también comimos un pancake doblado en cuatro como un sobre relleno de una salsa muy simple y tradicional: champiñones salvajes cocinados con un poquito de aceite.


















Otro plato que si creo corresponde a una cocina más moderna fue la Pasta con caviar y crema. Yo la haría así:

Cocinaría la pasta... preferiblemente larga (spaghetti o taglierini)
Mientras tanto, calentaría un poquito de mantequilla (una cucharada) y cocinaría a fuego medio dos dientes de ajo picados pequeñitos. Una vez cocinados, le agregaría, digamos para media libra de pasta, dos tercios de taza de crema de leche, y tres cucharadas de vodka. Adobaría con sal y pimienta, siempre hirviendo a fuego medio bajo para que no se seque. Finalmente le agregaría dos cucharadas de hinojo fresco picado. Agregaría a esto la pasta para hacer que quedara bien untada, serviría y a cada plato le agregaría en el centro entre tres y cuatro cucharadas de caviar de salmón o de esturión y salpicaría con otra cucharada de hinojo fresco. Desafortunadamente no tengo foto de esta rica pasta.... (por ahora :) )


















De lo que sí tengo foto es des estos пельмени pelmeni, parientes lejanos de los ravioli que rellenan de carne molida o de champiñones. Yo comí así, en un caldo muy sabroso con hinojo, que es para los rusos como el cilantro para los colombianos. Pero también me comí otros (venían seis o siete en todo el plato) más grandes con una forma triangular rellenos de champiñones muy molidos como un paté, digamos, y servidos con una salsa muy sencilla de crema.


















Otro edificio barrroco, diseñado por Bartolomeo Rastrelli para el conde Sergey Stroganov es el Palacio Stroganov ubicado justo sobre Nevskiy Prospekt, la avenida principal de la ciudad. De allí sale la famosa receta de la carne Stroganov, que inventó su chef para alguna ocasión especial.
















El idiota
, restaurante llamado así en honor a la novela de Dostoievski queda en la orilla del Moyka, uno de los canales más bonitos de la ciudad. Allí me comí un Kissel (no alcancé a tomar la fotos porque estaba demasiado rico), postre típico que consiste en una sopa de frutos rojos, servida con helado y crema de leche. También allí comimos un delicioso borscht vegetariano con mucha zanahoria, remolacha y cebolla todo rallado en palitos, con un buen caldo y adobado, de nuevo, con hinojo; y otro plato muy rico: una ensalada que tenía lechuga, pepino, pimentón, pepinillos cortado todo en palitos de una pulgada por el ancho del pimentón, y una vinagreta sencilla de vinagre, aceite, y un poquito de azúcar.

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