24 feb 2007

Sopa de salmón con azafrán: para festejar los 30 de Javier


Hoy tomamos en el Café Engel una sopa de salmón con azafrán. Si bien la receta es tradicional de las tierras rodeadas por mares en donde viven estos peces como los países nórdicos, Rusia y Alaska, el azafrán "del sur" es un condimento añadido que la da en este caso un sabor muy especial. Aquí me atrevo a adivinar la receta:

Ingredientes

2 cucharadas de aceite de olivas
1 cebolla cabezona blanca, picada
2 tallos de apio cortados en pedazos grandes
3 dientes de ajo
6 papas medianas peladas que nos se deshagan al cocinarlas (en Colombia usaría sabanera)
1 zanahoria cortada en trozos grandes
sal
un ramo de eneldo fresco picado pequeñito
1/2 taza de crema de leche fresca
1/2 libra de salmón fresco sin espinas
una buena porción de azafrán

Preparación:
Calentar el aceite a fuego medio - alto y freir la cebolla en la olla en donde se va a hacer la sopa. Cuando esté transparente agregar el apio y la zanahoria. Cocinar a fuego medio por 5 minutos revolviendo de vez en cuando. Agregar 3 medidas de plato sopero de agua, los dientes de ajo espichados, las papas enteras, la sal y la tercera parte del salmón. Tapar y dejar cocinar a fuego medio para que se forme un caldo. Aparte machacar el azafrán en un mortero. Una vez las papas estén listas agregar media taza del caldo muy caliente al azafrán y volver a poner éste líquido en el caldo. Si ha secado mucho el líquido agregar más agua. Sacar la zanahoria y el apio (se pueden comer si se quiere aparte...) Agregar el salmón, la crema de leche y el eneldo. Dejar hervir un par de minutos para que se cocine el pescado. Servir caliente.

15 feb 2007

El Báltico de Oscar

Primero todos queríamos ir a pie a Glettkau, pero luego, sin decir nada, tomamos el camino opuesto, el camino del muelle. El Báltico ancho y perezoso, lamía la arena de la playa. Hasta la entrada del puerto, entre el blanco faro y el muelle con su semáforo no encontramos ningún alma viviente. Una lluvia caída del día anterior había impreso en la arena su tramado uniforme, que resultaba divertido dejando encima las huellas de nuestros pies descalzos. Matzerath hacía brincar sobre el agua verdosa pedazos afilados de ladrillo del tamaño de un florín poniendo en ello mucho amor propio, en tanto que Bronski, menos hábil, entre uno y otro ensayo se dedicaba a buscar ámbar, del que efectivamente encontró algunas astillas así como un pedazo del tamaño de un hueso de cereza, que regaló a mamá, la cual corría descalza igual que yo, y a cada rato se volvía y mostraba encantada sus propias huellas. El sol brillaba con prudencia. El tiempo era fresco, claro y sin viento; a lo lejos podía reconocerse la franja que formaba la península de Hela, así como dos o tres penachos evanescentes de humo y, subiendo a sacudidas por encima de la línea del horizonte, las superestructuras de un barco mercante.
Günter Grass, El Tambor de Hojalata

El Báltico en Hankö




































14 feb 2007

¿Para quién? ¿Para qué?

Escribo y no escribo... y me pregunto para quién son estas notas.... ¿Vale la pena hacerlo? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para quién? ¿Para mí? No estoy segura.... estoy de nuevo más contenta con el lápiz y el papel...