27 mar 2007

De Piccole Virtú

Hay una cierta uniformidad monótona en el destino de los hombres. Nuestras existencias se desarrollan según leyes antiguas e inmutables, de acuerdo con su propio ritmo uniforme y antiguo. Los sueños no se hacen verdaderos y a penas vemos que se rompen, entendemos de un golpe que las alegrías mayores de la vida están fuera de la realidad. Tan pronto vemos nuestros sueños desechos, sufrimos con nostalgia por ese tiempo en el que hervían en nuestro interior. Nuestra suerte trascurre entonces en ese ir y venir entre esperanza y nostalgia.

Natalia Ginzburg, Inverno en Abruzzo, 1944

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este texto de la Ginzburg es bellísimo. Lo pasaron en los programas de la RAI que retransmiten en Bogotá hace unos meses. Es increíble el aire de invierno y aislamiento que captura en ese escrito Natalia Ginzburg.