23 abr 2007

Pocas palabras comunes

El otro día caminando en el bosque de Luukki estuve hablando con Manu. Él es un finlandés algo tímido, muy sensible que emana conocimiento y sabiduría para modelar el mundo. Hizo una casa para guardar un barco, construyó también su sauna, y se encarga de mantener la casa que comparten con Anneli. Me estuvo contando de la historia de la cacería en Finlandia en donde hasta el siglo XIX era una actividad importante para poder sobrevivir. Me contó que desde hace mucho tiempo tiene su licencia, y que hace rato que no va de cacería. También me explicó que cuando se va de caza uno se debe poner una chaqueta de un color rojo fuerte como la mía. Con su pelo blanco y sus ojos azules, Manu camina algo fatigoso cargando un morral azul que dice todo lo que él con su escaso inglés logra comunicar. Lleva un cuchillo muy afilado para cortar el queso, para pulir madera, para tallar cuerdas. Una navaja negra con múltiples servicios que sirve para cortar la fruta, para afilar troncos. Poco a poco va a abriendo múltiples bolsillos y bolsillitos y salen platos y cubiertos, cojines para sentarse, zapatones para pasar un río, un impermeable que sirve de mantel, unos cojines de espuma muy ligera, azúcar y papel de cocina, mapas forrados en plástico y su GPS. Me da pesar que no tengamos más palabras comunes en nuestros vocabularios para poder oír todas esa historias que están guardadas como tesoros en su cabeza.

1 comentario:

German Bernal Caicedo dijo...

gracias por tus palabras.
Me llegan en un momento en el justo momento.
German