15 may 2006

El trabajo de despedirse

Últimamente me persiguen pájaros de colores y abrazos calurosos: el viernes 21 fué un petirrojo que se paró en un eucalipto. Me llamó la atención porque lo que yo ví en realidad fue una flor de un rojo fuerte que salió volando y tardé unos segundos en descrubrir que era en realidad un pájaro que volaba del árbol silvestre de flores rojas al eucalipto. Esta mañana en la vuelta por el Parque Nacional nos encontramos con Apolo también un pájaro mediano de pecho amarillo fuerte que volaba juguetonamente cerca del camino.
El último abrazo caluroso fué durmiendo sola. El sentimiento es el más maravilloso que haya tenido: me desperté con la sensación de haber sido abrazada por una persona con una cantidad de amor caluroso, reconcentrado y dador de energía.
Cuesta trabajo despedirse.

No hay comentarios.: