
La Fontana Pretoria no cabe en la plaza frente al palacio que lleva el mismo nombre. De hecho, si cabe, pero no es proporcionada al espacio que ocupa: al caminante le quedan solo pocos metros para darle la vuelta al rededor y para poderla ver completa prácticamente se tiene que salir de la plaza. A pesar de que la fuente está apagada da envidia absoluta ver a estos personajes felices desnudos mientras uno se cocina a 37 ° en la calle de Palermo.
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