Es curioso, que viendo Fantasmagoría (1908), el dibujo animado más antiguo de la historia de la animación, veo que no trabajo tan diferente a Cohl. No estoy segura de que eso sea una virtud o de que sea una falla. Si sé que aunque sigo de alguna manera sus pasos, todavía no estoy haciendo lo que quiero hacer porque a mis árboles les faltan los sonidos que ya están en mi cabeza (algo de música de Erik Bergman, por ejemplo) y textos hablados o leídos por distintas voces. Tampoco están hechos mis árboles para ser vistos tan pequeños: la proyección debería tener por lo menos dos metros de altura.
26 abr 2007
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